domingo, agosto 27, 2006

Un hombre Orgulloso

Un hombre había sido orgulloso durante toda su vida. Sostuvo una familia modesta con su empleo de contador, y lo único de valor que llegó a tener fue la casa en donde vivía con su esposa y sus cinco hijos. El hombre les enseñó a sus hijos que no debían doblegarse ante nadie, y que jamás tenían que demostrarle al mundo que algo material les hacía falta. Sus hijos siguieron su ejemplo, por lo que procuraban siempre tener las cosas más lujosas aunque no pudieran pagarlas. Al cabo de los años la ruina cayó sobre aquella casa y el hombre orgulloso tuvo que venderla para pagar las deudas adquiridas por sus hijos. La familia se dispersó y el hombre terminó sus días viviendo solo en una habitación, enfermo y sin nada que llevarse a la boca, salvo cigarrillos. Tiempo después, el hombre orgulloso contrajo un cáncer de pulmón. Como sus hijos no tenían cómo pagar una clínica, lo llevaron a un hospital de caridad. Allí, el hombre se quejaba del mal olor de los pacientes y se burlaba de cómo se vestían los parientes pobres de aquellos. Por la gravedad de su enfermedad, el hombre tuvo que ser conectado a un respirador artificial. Al saber que la hora de su muerte se acercaba, sus hijos le preguntaron que quería para complacerlo. El hombre orgulloso pidió como última voluntad que le trajeran una camisa de seda y un reloj de oro. Fue el enfermo mejor vestido en aquel miserable hospital de caridad. Ese mismo día murió.